En la carta de ayer te hablaba de que es muy difícil asegurar que un colegio efectivamente cumpla con lo que promete. Sin embargo, tengo que reconocer que sí existen algunos criterios objetivos para conocer el desempeño comparativo de los colegios.

Las pruebas Saber (O “pruebas del ICFES”, como las conoció mi generación) son una copia de las pruebas estandarizadas con las que el sistema educativo de EEUU está tan obsesionado, y miden el desempeño de los estudiantes en cinco áreas: Lectura crítica, matemáticas, sociales y ciudadanas, ciencias naturales e inglés. En principio, uno podría argumentar que los resultados de las pruebas saber miden la calidad del proceso educativo, ¿No?
Pues lo primero, y quizás más obvio, es que efectivamente la prueba se limita a las áreas ya mencionadas, por lo que todas las demás áreas del conocimiento, todas las competencias blandas, todas las ventajas comparativas adicionales que podrían dar un valor agregado en el mundo real se encuentran de inmediato por fuera.

Más aún, las áreas de ciencias naturales, sociales y ciudadanas y en cierto grado inglés y lectura crítica dependen en buena parte de que puedas seleccionar la respuesta correcta de entre un grupo de opciones predeterminadas, muchas preguntas de inglés y lectura crítica dependen de que puedas deducirla y, finalmente, las áreas de matemáticas y en menor medida la de ciencias naturales dependen de que puedas calcularla.
Así, lo que terminan midiendo las pruebas Saber es que te hayan inculcado la suficiente información de ciencias naturales y sociales y ciudadanas (Que personalmente no me parece tan interesante); y que te hayan enseñado a deducir información del contexto y que te hayan enseñado a hacer cálculos matemáticos.

Ahora, en mi experiencia personal puedo decir que, teniendo en cuenta que en su momento tuve un excelente puntaje del ICFES -Y después tuve uno de los mejores ECAES (Hoy Saber PRO) del país -, te puedo decir que en ocasiones éste tipo de pruebas terminan por no evaluar en absoluto tu conocimiento.
Y es que existe una serie de patrones reconocibles en las pruebas estandarizadas, que te pueden servir de atajo, siempre que tengas unas ciertas bases: Que si todas las respuestas son cortas y una es larga, que si todas son largas y una es corta, que si sólo hay un “todas las anteriores” o un “ninguna de las anteriores”, que si hay un “todas las anteriores” y luego un “sólo A y B”.

Y eso es sólo con las preguntas de selección múltiple con única respuesta: Las de múltiple respuesta son divertidas porque hay una combinación imposible, las de análisis de relación son 3 preguntas de falso y verdadero en una sola… Cuando contestas suficientes pruebas de este tipo aprendes a reconocer los patrones y a utilizarlos a tu favor.
Al final, según mi experiencia, no estoy completamente convencido que el obtener un gran resultado en una prueba estandarizada implique que tengas una vida exitosa o feliz. A mí el ICFES me sirvió para entrar a la U, a estudios generales; y el ECAES para entrar en un trabajo como docente, pero en últimas creo que todo ello no dice mucho de si estaba realmente preparado para afrontar la vida.

Así, al final de esta carta llego a una dicotomía, porque aunque debo decir que no me interesa especialmente un colegio que te prepare para sacar un puntaje alto en una prueba estandarizada, sí puedo entender que un colegio cuyos estudiantes obtienen calificaciones consistentemente altas probablemente tenga un mayor nivel de madurez y unos mejores procesos educativos que otros colegios equivalentes.
¿Qué opinas?
Te quiere,
Papá
4 comentarios en “Del colegio, parte 2: ¿Cómo “Saber”?”